Una tarea compartida

La enseñanza de los niños es, sin lugar a dudas, responsabilidad de toda una sociedad. En este sentido, la instrucción de la escuela y la educación que se inculca en casa son fundamentales para una convivencia sana.

Involucrar a los más pequeños en tareas cotidianas y simples es la mejor forma de emprender este camino, que no se relaciona sólo con la lectura o con aprender a sumar sino con los valores de la responsabilidad y la confianza.

Entonces, asumamos juntos el compromiso de acompañar a nuestros niños en este camino. ¿Cómo? Enseñándoles e involucrándolos en tareas sencillas y cotidianas es la forma de lograr que la responsabilidad y la independencia se hagan hábito para crecer. Por ejemplo, podemos poner en práctica:

  • Atarse los cordones, ponerse la campera o ir al baño solitos
  • Respetar los tiempos pautados
  • Cumplir las reglas de convivencia
  • Hacer los deberes en forma tranquila, guardando también tiempo para jugar
  • Colaborar con las tareas del hogar
  • Cuidar de uno mismo con hábitos saludables, por ejemplo manteniendo una buena alimentación, una continua higiene personal y realizando actividad física

Todas estas son acciones que los niños deben aprender a partir del trabajo mancomunado de la escuela y de la familia. ¿Los acompañamos?